Bienvenidos a una nueva entrega de Oficio al Medio, un newsletter sobre historietas. Cada quince días y a un mail de llegar a los 100, Gonzalo Ruiz y Matías Mir analizan algún cómic o alguna temática relacionada al mundo de las historietas, buscando repensar sus lecturas y conectar con otros fanáticos. En este contacto, vuelve Gonzalo con su última obsesión comiquera (como casi siempre que escribe), y Matías recomienda una de las historietas locales más interesantes del año.
PERO ANTES. Falta poco para que grabemos el podcast especial de los 100 mails. Y como avisamos antes, esperamos tu aporte para enriquecer la celebración. Copate acá:
In Heaven, everything is fine: el misterio y el triunfo de Strangehaven.
Por Gonzalo Ruiz
En los albores de la década del 90, hubo una serie de televisión que revolucionó los hogares estadounidenses. Efímera pero lo suficientemente impactante como para marcar la cancha a las futuras producciones, y lo suficientemente popular como para que lo que ocurría semana a semana fuera tema de conversación, uno que giraba al misterio de una chica asesinada aparecida envuelta en plástico.
Las dos primeras temporadas de Twin Peaks, producto desarrollado a cuatro manos por David Lynch y Mark Frost, son una maravilla narrativa que involucra crimen, misterio sobrenatural, romances tórridos con amores prohibidos o infidelidades, intenciones oníricas, todo en el marco de un pueblo bucólico ubicado en la frontera de Estados Unidos con Canadá. Este cóctel, que también involucra a una cantidad importante de personajes excesivamente particulares, permeó también en las muchas mentes creativas que fueron testigo (en su momento o después) del misterio vivo que encierra Twin Peaks. Uno de los alucinados fue el inglés Gary Spencer Millidge, que en 1995, con la serie ya finalizada y su gloriosa película estrenada (y vilipendiada por gente que no la entendió), acusó recibo de la influencia con un cómic. Qué digo un cómic: un comicazo de la reputísima madre.
Antes de hablar de Strangehaven, quiero hacer un comentario que funciona como contexto. Como es sabido, de un modo u otro, el cómic inglés es de los menos tenidos en cuenta de Europa, así como el más bastardeado. Allá hay un único lugar para “triunfar”, y es la mítica antología 2000 A.D., que aún así no es muy agraciada a la hora de pagar los honorarios de los artistas. Por eso hubo (y hay) un aluvión de ingleses que terminaron en el mercado norteamericano en busca de guita (y fama, por qué no), algo que en su patria no podían conseguir. A su vez, la historieta pirata, por algún motivo desconocido, no logra romper la barrera insular. Es decir, no consigue salir de las islas salvo muy contadas excepciones. Probablemente haya algún dibujante que se equipare con, ponele, Simon Hanselmann, pero no lo vamos a conocer, no a menos que triunfe en otros países de Europa o en Estados Unidos mismo.
Esto hace doblemente meritorio a Strangehaven. Porque estamos hablando de una serie de culto realizada en la más absoluta libertad de la autopublicación.1
Strangehaven toma lo mejor de Twin Peaks y logra lo imposible, que es hacerlo propio. Aunque no lo parezca, es un cómic muy personal y autoral. Cuando se habla de una historia con esos términos (que es muy “twinpeakera” o “lyncheana”), generalmente lo hacen agarrándose de lo “loco” que puede ser un guion, por lo jugado o lo delirante que transcurre en un pueblito. El tema es que esa es una percepción muy errónea. Porque, si bien estos conceptos se pueden asociar al afamado cineasta, la realidad es que la virtud más importante que tiene la serie de televisión es el tratamiento que tienen los personajes y cómo se desarrollan sus historias a lo largo de casi treinta episodios. Más allá de las opiniones que uno pueda tener de algunos “arcos argumentales” (el de James con la mujer casada de la temporada 2 debe ser de los más horribles) que se van desarrollando, es innegable que la habilidad del equipo de guionistas para mantener varias tramas en paralelo (y que no siempre se tocan) es la que mejor explica el fenómeno de la serie. Y eso es lo que mejor maneja Gary en Strangehaven, porque la cantidad de personajes que hay es increíble. Y todos tienen su desarrollo, su evolución a lo largo de estos primeros 18 números.
El cómic empieza con Alex Hunter, un profesor que tiene un extraño accidente automovilístico y termina en el pueblito de Strangehaven. Alex es rescatado y atendido por vecinos del lugar, que lo ayudan a recuperarse. Hasta acá todo bien, hasta que, recuperado y todo, Alex se da cuenta de dos cosas: por un lado, Strangehaven no figura en ningún mapa. Y por el otro, no hay forma de salir del pueblo, por lo que queda obligado a volver y empezar a establecerse en este lugar que parece ideal. Ahí empezamos a conocer al resto de los habitantes, al director del colegio, al policía, al médico, al loquito del pueblo que dice ser un alien, el tipo que dice ser chamán de herencia aborigen (hola, Deputy Hawk)… y a una logia secreta pseudomasónica que trama algo.
¿Qué es lo mejor que tiene esta serie? Si bien están muy presentes los tópicos sobrenaturales o extraños, no son lo que realmente importa, sino el resto de los habitantes, al punto que Alex no termina siendo el protagonista principal con un elenco detrás, sino que el espacio estelar lo comparten varios, lo mismo que pasaba en Twin Peaks con el Agente Cooper. Todos tienen su espacio para brillar y crecer, y ahí es donde radica la pátina autoral de Millidge, porque te hace engancharte no con lo esotérico (que está bastante bien explicado) o con lo fantástico, sino con los personajes. No se termina de explicar por qué nadie puede irse de Strangehaven, aunque “las leyendas” dicen que solo te podés ir si el pueblo no te quiere más; pero realmente no importa saber eso, porque la parte más “slice of life” o telenovelesca termina por ser más interesante, todo gracias a que Gary es un guionista excepcional. Los diálogos no son ni forzados, ridículos o cursis, incluso cuando las situaciones lo parecen. Todo lo que se lee es muy real, algo que podes escuchar en la calle y sentirlo verosímil. Incluso para las partes “místicas”, como la explicación de la tribu chamánica de Megaron (uno de los personajes más interesantes), tienen su lógica, y eso lo sabemos porque en los trade paperbacks se incluye la bibliografía utilizada por el autor, detallada por tópico y bastante completa y sincera.
Al ser una historieta completamente independiente, las revistas iban saliendo cuando se podía. Hasta 2005 (es decir, a los diez años de publicación) salieron 18 números. Gary Spencer Millidge dejó a Strangehaven en la heladera por unos cuantos años mientras agarraba laburos mejor remunerados, hasta el 2014, cuando volvió a través de la antología Meanwhile…. La intención es llegar al número 24 y cerrar la historia. Una que, sí, me encargué de no contar demasiado porque sería arruinar mucho… o todo lo que pasa. Mientras esperamos para saber qué pasa en los números finales, tenemos ahí tres tomos con una historia intrigante, que te atrapa de la misma forma que el pueblo atrapa a sus pobladores. La inteligencia, la sensibilidad, el tono thriller, los momentos terroríficos y sobrenaturales, todo esto hace que Strangehaven sea algo para tener en cuenta y celebrar que exista y que lo podamos conocer sin necesitar ser un inglés más.
Perón es un caballo: La gran estaca de Tony Ganem
Por Matías Mir
Si tuviste la suerte de leer alguna de las entregas de la gloriosa Liga del Mal, entonces Tony Ganem ya es un nombre conocido, si no por su nombre, seguro por sus historietas de animales que combinaban estética de historieta infantil con temáticas y personajes profundos. En esa línea autoral, el autor evoluciona y dedica varios años (y una estadía en la Maison des Auteurs en Angoulême) a producir su primera novela gráfica, una historieta ambiciosa publicada por Loco Rabia en la segunda mitad del 2023 que lleva el impactante título de La gran estaca.
En la ucronía de Ganem, la inauguración del Obelisco se debió a motivos prácticos: ser una estaca gigante que atravesara bichos de otra dimensión que se materializaban exactamente en ese punto. Ya el concepto en sí es tremendo, pero es solo la punta de una trama tremenda en la que se combinan ciencia ficción y costumbrismo de época. Pasando a los años cincuenta, durante los últimos días de la segunda presidencia de Perón, finalmente fracasa el sistema de defensa brutal que maneja Milo (un gato onda Nick Fury que mantiene de fachada el legendario café del Gato Negro de calle Corrientes), así que rápidamente se arma un grupo de voluntarios muy heterogéneos dentro de la convulsionada Buenos Aires para salir a enfrentarse contra los kaijus. ¿Con qué? Con ROBOTS GIGANTES, por supuesto.
En La gran estaca están pasando muchas cosas a la vez. Por un lado hay un ejercicio estético de hacer una historieta de animales antropomórficos llena de colores vibrantes, estética cincuentosa, diseños simples y fondos sintetizados haciendo funcionar dinámicas de dibujo animado clásico. Y por otro lado hay una trama histórica con retrofuturismo, política, humor adulto y personajes tridimensionales con muchos subtextos para mantener interesados a los lectores. Es una historieta conflictuada, una trampa para padres que tiene todo el aspecto de una historieta infantil y adentro está plagado de chistes sobre merca e insinuaciones sexuales. Es como mínimo llamativo ese contraste, que a veces funciona para el humor y a veces se siente como si hubiera dos historietas peleándose por funcionar adentro del mismo libro. Pocas obras saben manejar esa pulseada durante tantas páginas, y en La gran estaca parte del atractivo es esa extrañeza, esa tensión de estilos manejados por la misma pluma.
Lo que sí gana es el buen gusto. El proyecto de Ganem tiene un guion muy sólido, es una trama de robots contra bichos típica que se divierte homenajeando a sus influencias extranjeras (Power Rangers, Akira, Evangelion…) sin dejar de estar embebida de guiños de época, escenarios y personajes bien porteños y algo concreto que decir acerca de las tensiones políticas y sociales en nuestro país. Claramente, recordar nuestro pasado no es suficiente para evitar repetirlo, pero La gran estaca se mantiene firme del lado correcto de la vereda y le hace frente a los bichos que vienen a invadirnos. Al menos, siempre nos queda el arte.
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Como si esto fuera poco, ya está a la venta el libro que recopila lo mejor de nuestro primer año en la web. Editó Rabdomantes Ediciones y se consigue a través de la editorial o en comiquerías especializadas.
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Strangehaven fue republicada luego en otros países, como España (de la mano de Planeta) o Estados Unidos.
Hermosa historieta la Gran Estaca, me suena a que va a levantar algunos galardones en la próxima CBB.
Hola Oficio! La otra vez tuve la suerte de poder estar en la comic con, tenía un presupuesto bastante limitado, de 23 lucas, pero pensé que al menos me iba alcanzar para comprarme 2 o 3 libros. Pasé por el stand de Entelequia, ví walicho de sole otero, dije genial, me lo llevo, porque me encanta el trabajo de Sole Otero, pero para mi sorpresa el libro salía 25 lucas. No lo pude comprar, el libro lo ojeé, es hermoso, es a color, tiene como 400 páginas, probablemente valga lo que sale. Pero mi pregunta (s) es ¿Para quién es ese libro? ¿A qué público le llega? ¿Van a empezar a ser tendencias estos costos? Porque yo quiero que la historieta Argentina se expanda, no que se contraiga. A lo mejor la respuesta es que no es un libro pensado para el mercado argentino. Con Naftalina me pasó algo parecido, creo que ahora se puede conseguir ( y a un precio mas razonable) pero en su momento no lo tenía nadie. ¡Yo lo único que quiero es leer a Sole Otero! Saludos oficio!!!!!
PD: al final me compré los tres libros, castillo rojo, kuno y un manga jaja