Bienvenidos a una nueva entrega de Oficio al Medio, un newsletter sobre historietas. Cada quince días, Gonzalo Ruiz y Matías Mir analizan algún cómic o alguna temática relacionada al mundo de las historietas, buscando repensar sus lecturas y conectar con otros fanáticos. En esta entrega, Gonzalo hace un poco de arqueología argento-japonesa.
Pero antes: ¡Un anuncio muy especial!
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Así que ya saben, una nueva pieza material del glorioso O/2 puede llegar a sus bibliotecas por el precio de una pizza. ¡No se lo pierdan!
I know what I am and I'm glad I'm a man, and so is Ranma: La breve historia de Ranma ½ en tierras menemistas.
Por Gonzalo Ruiz (con la colaboración de Federico Musso)
Esto que van a leer es parte de una nota larga sobre Ranma ½ que está incluída en una nota aún más larga sobre Rumiko Takahashi pronta a publicarse en el décimo número de la Comiqueando Digital. Como el apartado sobre la edición argentina me parecía que funcionaba bien como nota aparte, lo estoy usando de teaser para que se ceben. Ahí va:
En 1999, en el número #12 de la revista Lazer se publicó una página con el título “EL MANGA ORIGINAL DE RANMA ½ SERÁ EDITADO EN ARGENTINA”. Y el primer párrafo de la página contaba la gesta de la siguiente forma: "Luego de arduas negociaciones, Ivrea, la editorial de Lazer dirigida por Leandro Oberto y Pablo Ruiz, ha llegado a un acuerdo con Shogakukan para publicar en castellano el manga original de Ranma ½ en Argentina. Esta será la primera vez que la editorial argentina incursione en el campo de los cómics japoneses y, si funciona bien, no solo no sería la última, sino que marcaría el punto de partida de la edición de un amplio abanico de títulos provenientes de ese país". El texto, firmado por Oberto mismo, confesaba que la idea de publicar dicho manga rondaba desde 1996. Sin embargo, el retraso tuvo que ver por lo picante de negociar con los japoneses. Una coincidencia feliz fue que, en 1999, Magic Kids empezó a emitir el animé, una alegría para los incipientes otakus argentinos que de golpe conocieron a Rumiko Takahashi tanto en cómic como en animación.
El 15 de marzo iba a ser la fecha de salida. Sin embargo, hubo que esperar hasta el 7 de mayo para que viera la luz el tomo 1, en formato prestige de tamaño similar a la Lazer y de 100 páginas. Es decir, medio tankoubon. El precio de tapa era de $5 (o 5 USD, si consideramos el 1 a 1 menemista). Oberto y Agustín Gómez Sanz oficiaron de traductores1 y Pier Brito (hoy dibujante reconocido que supo colaborar con Jimmy Palmiotti, nada menos) como rotulador y encargado de retocar las onomatopeyas.
Ranma ½ es importante para Argentina, fue el que nos enseñó qué era un manga, y eso que se publicó en sentido de lectura occidental (era muy arriesgado que el primer contacto del público argentino con el manga fuera leyéndolo "al revés", o sea de derecha a izquierda). Para que el proceso de aprendizaje fuera completo, Gómez Sanz publicaba aclaraciones y explicaciones de traducción bajo el título “La odisea de la traducción” (luego acortado a “La odisea”). En este apartado no solo se explicaba qué eran algunas cosas niponas que figuraban en el manga, sino que revelaban misterios editoriales, cómo era trabajar con material original de Japón, el criterio de las onomatopeyas y, sobre todo, tal vez el aspecto más aplaudido y resistido de la editorial: el uso de la traducción rioplatense y coloquial. Si se me permite bajar un poco de línea: bien Ivrea por nunca ceder ante las presiones. Nada mejor que leer una historieta donde hablan como hablo yo, y aun así respetar las expresiones de quienes hablan. ¿O me van a decir que un adolescente como Ranma no va a decir una expresión japonesa que se traduzca como “pelotudo” acá?
Otro detalle muy interesante, signo de la época y que la editorial utilizó muchísimo como venta publicitaria es el hecho de publicar el manga sin censura. ¿Por qué se insistió con esto? Porque el animé que estaba en la tele venía totalmente manoseado, recortado y censurado. La picaresca que Rumiko le puso a la historieta fue reducida a su mínima expresión. Se puede entender la decisión debido a que buena parte del público era menor de edad, pero su paso a la posteridad quedó completamente manchado, al que también se le suman inconsistencias en la trama. Vale aclarar también que el animé generó un revuelo: al masificar una historia que habla de la fluidez de género en tiempos menos avanzados que el actual, las reacciones en contra de la serie se hicieron mayúsculas. Entonces la posibilidad de conocer una obra tal cual la concibió su creadora era atractiva. Más atractivo aún: la posibilidad de ver un par de desnudos femeninos.
Originalmente iban a ser 76 tomos de 100 páginas de publicación mensual. Se barajó pasarlo a quincenal a partir del tercer tomo (de hecho así lo anunciaron en la publicidad mencionada anteriormente) en caso de éxito de ventas. Irónicamente, la serie vendió muy bien, pero la producción era tan colosal (y las expectativas tan grandes) que la idea de sacar un tomito cada quince días se volvía inviable. De hecho, durante el primer año, algunos tomos llegaron a salir cada 21 días, pero por atrasos debido a las exigencias de los editores japoneses, finalmente se decidió que la serie fuera mensual para no tentar a la suerte. Coincidentemente, en ese primer año salieron doce tomos. Dos curiosidades durante “la etapa prestige” de Ranma ½ son:
El número 7 tuvo dos portadas. Una para la venta al público y otra, más “picante” (con un primer plano de Shampoo en bolas) para la Fantabaires del 99.
El número 13 bajó el precio de 5$ a 3,50$ y traía de regalo un ejemplar del #1.2
Pero a partir del tomo 25, la serie pasó a tener 200 páginas. Es decir, se convirtió en un tanko, tal cual la edición original japonesa. Para los que son lentos con los números: los 24 tomitos iniciales cubren los primeros doce tankos japoneses. Ivrea decide jugársela con una movida editorial, y desdobla a Ranma en dos colecciones: una se llamó “Deluxe” y pensaba mantener la numeración original. Mientras que la otra fue bautizada como “Más allá de la TV”, que iba a publicar a partir del tanko japonés #23. ¿Por qué ese título? Porque el animé noventoso cubría lo ocurrido hasta el tomo 22, dejando un bache de historias sin ver, aunque algunas fueran adaptadas a OVA.
Para pasar en limpio, así iban a quedar las cosas:
La “Colección Deluxe” va del tanko 12 al 22. En total, 10 libros.
La “Más allá de la TV” va del 23 al 38 (es decir, al tomo final). En total, 16 libros.
Hay una cuestión perenne a la situación socioeconómica de Argentina por esos años que hay que mencionar sí o sí: este cambio ocurrió entre octubre y noviembre del 2001, con el país convertido en una bomba de tiempo. De hecho, el “Más allá de la TV” “#1 empieza con un editorial de Oberto titulado: “Vamos a publicar este cómic hasta el final nomás”. Es muy interesante un pasaje del mismo, donde parece encontrar la excusa de sacar todo Ranma en dos colecciones debido a que el lector occidental carece de la paciencia que tiene el oriental, donde no parece ser un problema que una serie dure años y años.
También excusa el raro formato de publicación inicial (algo que, para no culpar a Oberto de cometer un pecado mortal, la historieta japonesa padeció en varios países. Siguiendo con Ranma, tanto en USA como en España se publicaba en distintas miniseries en formato comic-book) como la única forma de publicarse la serie en el 99. Es increíble que esto se haya dado en un contexto de crisis total.
Pero, en medio de esta movida, los intermediarios de Shogakukan que trabajaban con Ivrea cambiaron, y no les gustó esta decisión, por lo que intimó a la editorial a desistir de ella y seguir con una sola colección. Así que, violín en bolsa y más allá del anuncio con bombos y platillos que figura en el Ranma ½: Más allá de la TV #1, al poco tiempo salió el tomo 26 sin el “Deluxe”. Más curiosidades:
El contenido del tomo 35 argentino coincide con el tomo japonés 23. Es decir, el que salió publicado como Más allá de la TV #1. Los sobrantes de esa fallida colección fueron reentapados, y de hecho conservan todavía el anuncio original.
Para llegar a los 50 tomos finales, Ivrea tardó quince años. El último tankoubon salió a mediados de 2014.
Siete años después de este final, con un país completamente distinto al que era antes, Ivrea comenzó a publicar la edición definitiva, 20 tomos en formato wide-ban de tamaño B6, análoga de la colección japonesa Shonen Sunday Comics Special. (Al momento de escribir esto, van 12).3 La leyenda de Rumiko Takahashi que empezamos a conocer a finales del milenio pasado sigue tan vigente como hoy.
(Muchísimas gracias Fede Musso por la importantísima cantidad de información y fotos aportadas para este texto)
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¡Nos leemos!
NdFM (Nota de Fede Musso): Leandro traducía del italiano y Agustín iba cotejando con el japonés para ver qué partes estaban bien y en cuáles los tanos habían mandado fruta. Pero como notaban que bolaceaban mucho, a partir del 3 o el 4 quedó Agustín solo y se traducía directo desde el japonés.
NdFM: El #1 venía de regalo para que vos se lo regalaras a un amigo y/o pariente y ver si así aumentaban las ventas y la serie se aseguraba regularidad hasta el final.
Este mismo tratamiento de lujo se lo está dando Ivrea a Inu-Yasha, manga de la misma autora.
Muy buena nota. Como me gusta leer siempre sobre todo el backstage de la publicación de manga en Argentina por manos de Ivrea, demasiadas intrigas, demasiados sucesos. Y yo todavía sigo sin leer Ranma, lo tengo pendiente.