Bienvenidos a una nueva entrega de Oficio al Medio, un newsletter sobre historietas. Cada quince días, Gonzalo Ruiz y Matías Mir analizan algún cómic o alguna temática relacionada al mundo de las historietas, buscando repensar sus lecturas y conectar con otros fanáticos. En este contacto, Matias se ausenta pero Gonzalo no queda a solas, porque aprovecha para charlar de una de las historietas más esperadas de este 2024, de reciente publicación, con su autor.
About the young idea: La Ciudad Muda de Minaverry
Por Gonzalo Ruiz
Hace un par de meses hablé de cómo la publicación de ciertos cómics (o ciertos autores, más bien) hoy son un “evento” propio, más que nada por la expectativa que se genera desde el anuncio de su publicación hasta la aparición física, porque están referidos a gente consagrada mas no prolífica. Todo esto fue a cuento del “Monica” de Clowes, pero hoy toca hablar de una historieta argentina esperadísima, no solo porque es una nueva obra de Ignacio Minaverry, sino porque es un nuevo libro de Dora, de los pocos personajes que tenemos en la historieta argentina moderna que mantiene una continuidad (que no es lo mismo que periodicidad, pero es lo que tenemos) y eso hay que celebrarlo.
El mes pasado las comiquerías argentinas recibieron La ciudad muda, de la mano de Hotel de las Ideas, quienes a partir del año pasado sumaron a su catálogo los primeros dos libros que originalmente había publicado la Editorial Común y que se encontraban descatalogados hace tiempo. La anterior aventura larga fue Amsel, Vogel, Hahn, publicada en 2019, y acá estamos, cinco años después, disfrutando de una nueva aventura1. Una que sorprende porque Ignacio detiene la parte más detectivesca/investigativa/archivística de Dora para sumergirse en un viaje a Italia, centrado en Geneviève, y lo más parecido a unas vacaciones que tuvieron las chicas. Sin embargo, para una cabeza que no conoce el concepto de “descanso”, esto va a traer muchos problemas.
Con intención de enriquecer este comentario/reseña/impresiones, hablé con Minaverry para despejar algunas intrigas presentadas durante la lectura (¡CON SPOILERS!).
GONZALO RUIZ: ¿Fue planeado hacer un libro más tranquilo después de uno movido como “Amsel, Vogel, Hahn”?
MINAVERRY: Más que un libro más tranquilo, necesitaba retomar la historia de Dora y Geneviève, que había quedado medio de lado en los últimos libros. Odile también está esperando que siga su historia. No siempre puedo integrar las vidas personales de los personajes en la trama de persecución de nazis, y por eso algunos quedaron sin explorar. Así que me debía hacer un libro solamente dedicado a la pareja. También, narrativamente, Dora tiene que descansar en algún momento. Este libro se parece a “El año próximo en Bobigny” en que es una historia más de personajes que de trama, y en que es el libro que cierra la segunda etapa, que empecé con “Malenki Sukole”.
Así que acá está, un libro que apunta a que sus personajes crezcan, principalmente Geneviève, la que dispara la “acción” de esta historia al conseguir trabajo en la mítica productora de cine italiano Cinecittà.
GR: ¿Qué encontraste en el cine como para usarlo tanto de ambiente como para hacer crecer a Geneviève?
M: Me interesa el cine clase B y lo quería meter en la historia, porque además quiero en algún libro hablar sobre la representación de los nazis en la ficción, y el nazisploitation tiene mucha tela para cortar en ese sentido. En los comienzos del personaje de Geneviève, ella iba a ser actriz de cine (mucho antes de 20874 ya tenía una primera versión que fue cambiando mucho con el tiempo), pero ahora, como me interesa más mostrar el otro lado de la cámara, hice que entrara a trabajar en la productora Fantassin, que está basada en la productora de bajísimo presupuesto Eurociné. También me da ternura que a Geneviève le parece increíble formar parte de la creación de una película, aunque le toquen los trabajos menos glamorosos y la película sea de calidad discutible.
En medio de este escenario de trabajo, Dora queda librada a su suerte y se da cuenta de que no sabe lo que es estar relajada. Su cabeza está todo el tiempo metida en su deber, y esto comienza a generar rispideces en la pareja, porque el trabajo empieza a meterse en la cama con ellas. De golpe el amor se convierte en desamor, dos personas que son completamente opuestas comienzan a aflorar esa oposición en medio de un contexto no solo de posguerra sino también de discriminación sexual.
GR: ¿Investigaste cómo era la vida de las parejas homosexuales en los 60?
M: Investigué, sí, pero más que la cuestión documental, en este caso me interesaba mostrar el momento en el que Dora y Geneviève se empiezan a sentir parte de una comunidad. La palabra “lesbiana” se dice por primera vez en la escena del bar, ahí es cuando Dora y Geneviève se dan cuenta de que el mundo es más grande que Bobigny.
GR: La ciudad muda me abrió los ojos con respecto a la relación de Dora y Geneviève, se nota que no son tal para cual ¿Por qué se te dio por llevar todo hacia el desamor?
M: No me acuerdo en qué momento se me ocurrió que Dora y Geneviève se separaran, pero todo se fue dando en este libro. Me hubiera gustado mostrar más momentos de pareja de ellas dos en los libros anteriores, para que la crisis que tienen en este libro tuviera un impacto mayor, pero no me entró en las historias que tenía planeadas. Dora y Geneviève, entre otras cosas, representan dos maneras distintas de encarar la Memoria del genocidio, y de ahí sale parte del conflicto que tienen. Dora ve a la Memoria como un fin absoluto al que le dedica su vida. La frustra no poder hacer por Geneviève lo que hizo por Lotte, pero Geneviève tiene una actitud mucho más pragmática frente al reencuentro con su familia y todavía no está lista para buscar a su tío. En ese sentido, este libro es el comienzo del viaje de Geneviève.
¿Qué le vió Geneviève a Dora? Dos chicas muy distintas en su forma de pararse ante la vida. Una se toma excesivamente en serio su trabajo al punto de definirla por completo. Otra es completamente libertina, alegre… así y todo, se tienen la una a la otra, ¿pero por cuánto tiempo?
Y ahí está la otra cuestión más importante de La ciudad muda: ¿Dora tiene ganas de descansar o prefiere morir laburando? El título del libro puede interpretarse de varias formas, al margen de dos que están explicitadas en diálogos. La mudez, o más bien la falta de comunicación, está presente en las enamoradas que empiezan a descuidarse sin prestar mucha atención a lo que pasa. Y esto es algo fuerte de leer; conocemos a las chicas desde hace tanto tiempo, vimos la ida y vuelta que pegaron al inicio de su relación, nos hizo bien verlas juntas como una forma de combatir sus sensaciones outsider, y ahora sufrimos al ver la desconexión porque cada una tiene la cabeza en dos situaciones totalmente antagónicas, como es el relajo y la obligación. Dora no entiende por qué a Geneviève no le interesa saber cosas de su familia, también afectada por el nazismo; y a su vez Geneviève no entiende por qué le cuesta tanto soltar a Dora, por qué no puede dejar de pensar en los nazis. Para ser una historia más ligera, el final es un mazazo duro, que encima nos deja con la incógnita de qué será de ellas.
GR: El final da a entender que Dora nunca va a soltar su trabajo, su estilo de vida. ¿Es parte del sacrificio como “cazadora de nazis” ser un personaje solitario, ser una nómada sin identidad como Tom Crane?
M: Ese tema la va a conflictuar, pero no lo veo de esa manera tan dramática. Que su relación con Geneviève no haya funcionado no significa que en algún otro momento no vaya a encontrar alguien con quien relacionarse sentimentalmente de otra manera… Como decía en otra pregunta, el mundo es más grande que Bobigny.
GR: Pasamos por el seguimiento de nazis, por historias íntimas sobre la amistad, el amor, la identidad e incluso una 100% judicial. ¿Sentis que con tus últimos dos libros (Beit Mishpat y La ciudad muda) se te abrió una puerta donde Dora sirve para contar historias con diversos géneros, o solo con esto es compatible?
M: Los ingredientes de Dora son todos esos que decís, pasa que en cada libro hay cantidades distintas de cada uno de esos ingredientes. Todo depende de qué quiera hablar en ese libro, entonces voy a elegir qué elementos priorizar para escribir cada historia.
GR: ¿Qué podemos esperar de la serie a partir de este momento?
M: Ahora estoy haciendo Punch Cards, el libro que le sigue a La ciudad muda. Empieza a finales de 1965 y continúa la historia de Vogel, que ahora vive en EEUU y trabaja en la planta impresora de tarjetas IBM en la ciudad de Greencastle. Beatrice y las chicas continúan con la investigación de su pasado en distintos campos de concentración y unen fuerzas con un periodista de Chicago que fue el que encontró a Vogel. El libro va a hablar sobre la relación entre el capitalismo y el fascismo.
(¡Muchísimas gracias a Ignacio Minaverry por participar de la entrevista!).
Y eso es todo por hoy. Si te interesa recibir cada quince días el newsletter, podés suscribirte con el botón de abajo. Además, todas las entregas anteriores pueden leerse en el archivo.
También nos podes dejar un comentario acá:
Como si esto fuera poco, ya está a la venta el libro que recopila lo mejor de nuestro primer año en la web. Editó Rabdomantes Ediciones y se consigue a través de la editorial o en comiquerías especializadas.
Y también podés seguirnos en nuestras redes sociales:
¡Nos leemos!
En el medio tuvimos “Beit Mishpat” publicado primero en la versión digital de Fierro del 2021 y ahora incluído en el integral que sacó Hotel de las Ideas el año pasado, ese que rescataba los primeros dos libros.
Muy buena la entrevista, sólo leí un libro de Dora y abandoné la tarea de seguir porque no entendía bien en qué orden leer, o qué editoriales habían editado cuál. Ahora que Hotel editó desde el principio voy a entrarle en orden cronológico. Qué lindo saber que ya está trabajando en una nueva historia.