Bienvenidos a una nueva entrega de Oficio al Medio, un newsletter sobre historietas. Cada semana, Gonzalo Ruiz y Matías Mir analizan algún cómic o alguna temática relacionada al mundo de las historietas, buscando repensar sus lecturas y conectar con otros fanáticos. En este nuevo contacto, Matías recomienda tres historietas de romance y Gonza sigue con las antologías, pero esta vez, con superhéroes.
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Tres historietas románticas
Por Matías Mir
Ya la semana pasada me enfoqué en un manga que, en su núcleo, era acerca del amor. Específicamente, el amor adolescente y el amor a la noche, y cómo ambos son uno si hablamos de los vampiros más sexualizados del mundo (?), pero me quedé con ganas de hablar un poco de otras historietas del género, así que esta semana: tres recomendaciones de tres continentes distintos.
Guiso romántico, antología de varixs autorxs
No voy a mentir, me estaba costando encontrar ejemplos de historieta local de romance que pudiera recomendar. Se me ocurrían algunas CON romance, o más tirando al lado de comedia romántica, pero por suerte me acordé que existe GUISO, esa publicación digital de Barro y Clan de Fomento en la que buscan reivindicar la historieta de género clásica con autores contemporáneos y cuya tercera entrega fue, justamente, el romance.
El Guiso Romántico es un libro muy lindo con historietas muy variadas e interesantes. El juego de “hagan lo que se les cante con este concepto” sirve mucho para explorar los fuertes de distintos artistas y cómo ven ellos la historieta como medio para transmitir su propio mensaje. Claramente muchxs van por el lado de las disidencias, del amor como expresión política, del amor libre o del amor propio. También otrxs cuentan historias de amor más directas, lo que hace del guiso algo diverso y más complejo que una sola historia lineal. Me gustaron mucho las historias de Gonzalo Agüero (un drama romántico entre chicos muy bien narrado), de El Waibe (como siempre, por cómo logra que un montón de manchas carguen con sentido y formen una narrativa muy fluida), de Flora Márquez (por la honestidad de su relato y lo original de sus metáforas visuales, muy similar al estilo de Nagata Kabi) y de Maelitha (porque es Maelitha), y esxs no son ni la mitad de lxs autorxs que forman este librazo (pueden chequear toda la info acá).
Guiso, además, me gusta por otras razones: no solo es una auténtica antología de historieta de género, sino que además es una auténtica publicación digital, pensada 100% para la pantalla. Es una propuesta programa, interactiva. Está enlazada, tiene menú, tiene una historia de Mariana Ruiz Johnson que se cuenta entre las demás historias que uno puede leer a los saltos. También todas las entregas están muy bien diseñadas, están pensadas como un producto editorial coherente y que se preocupa por lo estético. Y también son un catálogo interesantísimo de nuevxs autorxs de historieta, y en cada entrega encuentro a alguien buenísimx que no había leído antes. Para los que quieran incursionar en la nueva historieta argentina, estas antologías son clave.
Malgré Tout (“Carta blanca” en su edición española) de Jordi Lafebre
Este es una maravilla. Lafebre completamente desatado, haciendo todo lo que le sale bien en una sola novela gráfica del recarajo. Una pareja joven tiene un romance apasionado de una noche y siguen en contacto por carta durante más de treinta años mientras sus vidas toman caminos muy diferentes. Así suena lindo, pero lo jodido es contarlo al revés. El loco escribe y dibuja como los dioses 20 capítulos de amor en reversa, contando una historia regresiva que se entiende perfecto, poniendo las palabras exactas para adelantarte los hechos que los personajes ya vivieron.
Acá Lafebre mete debates sobre arquitectura, escenas de construcción, barcos en medio de la tormenta, mucho humor físico, conceptos falopa como justificar el formato del cómic planteando una teoría antientrópica de la regresión del universo, personajes simpatiquísimos y escenarios hermosos. La verdad es un libro que le recomendaría a cualquier persona que tenga alma, y como regalo garpa seguro porque apela a todo el mundo. No sé cómo no están filmando ya la película.
20 capítulos. 20 escenas románticas y apasionadas. Esta historia que arranca con dos viejos que se reencuentran y termina con que se conocen es fantástica y ya se consigue en (saladas) ediciones en inglés y en español. Y quién te dice, con esta pequeña ola de BD de edición local que estamos viviendo, quizás tengamos por fin a Jordi Lafebre editado en Argentina.
Koi wa ameagari no you ni (“Amor es cuando cesa la lluvia” en su edición española) de Jun Mayuzuki
Cuidado con la premisa: una estudiante de secundaria deprimida por haberse lesionado gravemente la pierna cuando era la mejor corredora del colegio busca refugio de la lluvia en un restaurante familiar y conoce y se enamora del gerente amable que le regala un café y le devuelve la sonrisa. Él tiene el doble de la edad de ella, y, por supuesto, ella es una menor. Así, la piba empieza a trabajar part-time en el restaurante para estar cerca de él.
Todo Ameagari es acerca de amores imposibles. Son historias de romances no recíprocos, de amores entre hermanos, que te guste tu jefe o que te esté tirando onda una menor. Un simpático grupo de personajes atraviesa la vida buscando algo que no puede, ni debería, tener, y explora cómo vivir a pesar de eso e intentar superarlo. La historia principal, la de la piba y el gerente, está todo el tiempo jugando al límite, con una estética shoujo bien perfumada y chic, con una narrativa que siempre sugiere pero que nunca explicita y con una tensión densísima que hace que los diez tomos se pasen volando. Claramente solo hay una salida posible a este jaque en el que están metidos los personajes, pero la exploración psicológica de por qué prefieren seguir jugando para siempre en lugar de rendirse es finísima y fantástica. ¿Por qué un adulto medio aburrido no se pone firme y le dice “nena, salí de acá”? ¿Por qué una estudiante se enfoca tanto en un adulto con el que no tiene nada en común en vez de reconectarse con sus amigas en el colegio? Ambos están usando esta situación para ignorar otra cosa, y eso se convierte en una bomba de tiempo gancherísima.
Además, por supuesto, el arte es hermoso. Estético, moderno, claro, con algunas referencias a otros mangas (principalmente de Naoki Urasawa), pero lo que más me fascina es el uso del simbolismo, de la iconicidad, de la aliteración para decir cosas sin decirlas. ¿Cuántas cosas puede abarcar el concepto de “lluvia”? Muchísimas, al parecer, y todo el juego que hace con los paraguas, con esperar a que pare de llover, con cómo la herida de la protagonista la hace saber cuándo va a llover, todo eso forma un universo simbólico muy sólido. Lo que se dice una historieta fantástica.
PD: Ameagari tiene una adaptación a animé muy muy simpática, pero que peca (como la mayoría) de quedar incompleta, dejar de lado lo más rico de las historias secundarias e inventar un final mil veces menos interesante que el del manga. Quedan avisadxs.
Distinguido Delirio: Las antologías “Bizarro” de DC Comics
Por Gonzalo Ruiz
Es condición generalizada que DC Comics es más "seria y solemne" que su competencia. Tal vez sean sus películas más recientes o la concepción y entendimiento que tenemos de sus héroes, un tópico que hemos tocado varias veces en el podcast de 9 Paneles, pero ¿es real esa afirmación? Si vamos a la "historia oficial", durante la edad de oro marvelita las tragedias de estos héroes fueron más urbanas. Sin embargo, la Distinguida Competencia sorteaba el Comics Code of Authority con historias bizarras (en cuanto a la acepción anglosajona refiere) ubicadas en varias fronteras del espacio/tiempo. No sería hasta la Bronze Age que DC se recuperaría de este incordio, pero algo de ese espíritu lúdico quedó marcado a fuego en los anales de la editorial, de a poco se iría recuperando. Por ejemplo, si un nuevo personaje lo amerita (como en el caso de Ambush Bug) o porque hay que pegar un volantazo para salvar del descenso a otros (como la Justice League International).
De acá pegamos un salto al 2001, cuando Mike Carlin y Joey Cavalieri, editores de DC Comics, se encargaron de coordinar la antología Bizarro Comics. Lo más interesante de este mega rejunte, que originalmente se editó en formato hardcover, es la elección de los artistas participantes, ya que la gran mayoría son artistas independientes que han tenido pocas e incluso nulas participaciones en la editorial; hasta hay dos nombres (Gregory Benton y Brian David-Marshall) que, al momento de la salida del libro, nunca habían publicado cómic alguno. Como dato curioso, quien más apariciones tiene a lo largo del libro es Evan Dorkin, figurando en seis equipos creativos, principalmente como guionista.
El encargado de darle un contexto a este delirio es Chris Duffy, quien abre y cierra el libro con las Bizarre Wars, con la ayuda de Stephen DeStefano en lápices y el color de Marie Severin (una de las pocas colaboraciones que tuvo la mítica dibujante en DC). Mr. Mxyzptlk es elegido como Presidente de la Quinta Dimensión, en el momento exacto que ocurre una invasión. A, tal es el nombre de este alienígena invasor, reta al Mxy a una serie de juegos, en pos de la soberanía de la Dimensión. Nuestro pequeño amigo decide renunciar a tal treta y decide, un poco a la fuerza, pedirle ayuda a Superman. Sin embargo, este, al no entender qué ocurre, logra que Mxyzptlk se frustre y se tope con Bizarro. Obviamente, este clon salvaje de Supes no entiende varios conceptos básicos del bien y el mal y, para enseñarle, Mxy le otorga algunos cómics. A su manera, Bizarro entiende que la manera perfecta de derrotar a A es... con cómics, y se dedica a crearlos, según lo que haya entendido de los mismos y sus personajes. A partir de acá, el delirio.
Obviamente, todo lo que sigue a continuación, todo el desfile de artistas, es lo que Bizarro entendió con su breve lectura comiquera. Y aprovechando esa idea, cada team termina despersonalizando a cada uno de los héroes. Sacarlos de su zona de confort es la misión de este libro, dando por resultado una cantidad inmensa de material para todos los gustos, tanto en estilo de dibujo, de historia, narrativa, recursos, etc. Todas las historias son cortas, algunas de una sola carilla, pero la misión acá es divertirse con los héroes. Desde la historia de la niñera de Superman en Smallville (una historia de Kyle Baker y Liz Glass que originalmente iba a estar en el Elseworlds 80 Page Giant hasta que la descubrió Paul Levitz, que puso el grito en el cielo e impidió que circulara)1, hasta la versión estúpida del Captain Marvel, pasando por una crisis de "Síndrome de Pinocho" dentro del seno de los Metal Men, una aventura protagonizada por un Aquaman de juguete, un día en la vida de los cadetes de los Green Lantern Corps o incluso Hawkman salvando al huevo de una mamá pájaro... Cada historia contada de una forma distinta está pensada para tomar los tropos de cada héroe y retorcerlos un poco. ¿Se puede hacer algo divertido con estos personajes tan serios y adustos? Sí, se pueden hacer muchas cosas.
Pero no es todo risas acá adentro. Me gustaría rescatar dos relatos que le escapan por completo a lo lúdico. Por un lado, está la juntada entre Supergirl y una Mary Marvel retirada que decidió casarse (Dylan Horrocks con Jessica Abel y Matt Madden) teniendo una conversación sobre sus días. Cual escena de una sitcom, el relato busca rescatar la sencillez que tenían algunas historias de Kara en la Silver Age, entre risas, relatos de una juventud alocada entre dos superadolescentes y una cita interrumpida porque alguien tiene que salvar el mundo. La segunda es una breve historia de Batman (el personaje que más versiones tiene a lo largo del libro, con cuatro apariciones) y un pequeño niño perdido que logró entrar a la Bat-Cave sin ningún tipo de problemas. El chico se duerme pensando si el caballero oscuro es un pobre solitario dentro de la cueva vacía. Esta hermosa idea de Paul Pope junto con Jay Stephens es uno de los pocos momentos donde vemos a un personaje completamente humanizado y sonriente por el hallazgo, algo que difícilmente se vea en una serie regular.
Obviamente, al tener una cantidad enorme de artistas y técnicas, es imposible pretender que a todos nos guste el libro completo. Sin embargo, en lo que triunfa Bizarro Comics es en la variedad artística y, sobre todo, en las variantes posibles sobre qué hacer con un personaje. A lo largo de 236 páginas, vimos a nuestros héroes en situaciones en las que no estamos acostumbrados a verlos, y eso ya supone un punto positivo, la experimentación está hecha y funciona, sobre todo empujado por la frescura que generan los artistas independientes. Es probable que ellos hayan elegido la profesión debido a agradables lecturas en el pasado con estos personajitos solemnes y serios con aventuras repetitivas, pero en el momento que decidieron ser lo que son, tomaron un camino completamente opuesto (y no necesariamente por irse a laburar a Marvel), uno más fresco como el de la independencia y/o las editoriales que están lejos de las “Big Two”, con otro tipo de historias, más intimistas o enrevesadas. Y hay que reconocerles el mérito de saber aplicar eso que aprendieron por su lado dentro de personajes ya históricos y con una idiosincrasia completamente diferente a la planteada. Clara prueba de que los personajes, con buenas ideas, pueden ser totalmente maleables.
En 2005 hubo una secuela, Bizarro World, con otros personajes y otros artistas con el mismo criterio que acá, y por si fuera poco, en 2009 la Casa de las Ideas hizo exactamente lo mismo pero con sus personajes y en formato mini serie: Strange Tales, de tres números, que tuvo su secuela con la misma cantidad de issues al año siguiente. No importa de qué compañía seas fanático: siempre es un placer ver la mirada alternativa sobre un objeto de deseo mainstream.
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En realidad, y lo explicó acá para no hacer un choclazo de paréntesis: Levitz ordenó destruir la primera tanda de copias impresas (y por ende, también detuvo la impresión). Sin embargo, 2000 revistas lograron llegar a Inglaterra. Revistas que, por supuesto, hoy cuestan una bochornosa fortuna. El motivo de por qué Levitz no quería que la historia se divulgara es porque se veía a un bebé adentro de un microondas. Comentario a título personal: pero qué viejo pelotudo, impedir que una historia se publique por eso…